La relación entre Gabriel y María ha dado un paso inesperado que podría tener consecuencias en el futuro cercano.

Todo comenzó con una charla aparentemente práctica, en la que la joven pidió al abogado que le asesorara sobre la herencia económica de Jesús, convencida de que él sabría cómo sacarle rendimiento.

Gabriel no solo aceptó encargarse del asunto, sino que también se comprometió a supervisar sus ejercicios de rehabilitación.

Cuando el abogado se disponía a marcharse, María le pidió que se quedara un momento más para comprobar si su recuperación avanzaba. Aunque él insistió en que no debía forzarse, ella quiso que permaneciera cerca por si perdía el equilibrio.

En un intento por incorporarse, María consiguió ponerse en pie, pero la falta de estabilidad la llevó a caer directamente en los brazos de Gabriel. Lo que podía haber sido un simple gesto de ayuda se convirtió en un abrazo cargado de significado, que dejó a ambos en una situación íntima e inesperada.

A pesar del esfuerzo físico, la mujer de Andrés no ocultó su satisfacción: “Estoy agotada, pero feliz”, le confesó antes de abrazarlo nuevamente, consolidando un momento que podría marcar un antes y un después en su vínculo.

Este instante de cercanía no solo refleja el progreso de María en su rehabilitación, sino también un cambio en la dinámica emocional con Gabriel, abriendo la puerta a interrogantes sobre lo que realmente sienten el uno por el otro.