En uno de los momentazos de la semana de ‘Sueños de libertad’, la tensión volvió a subir de nivel cuando Begoña comenzó a sospechar seriamente de María.

Todo se desencadenó por un detalle en apariencia insignificante: escuchó unos pasos tras la puerta, un sonido imposible si María dependiera por completo de su silla de ruedas.

De inmediato, su memoria la llevó a un recuerdo inquietante. Una conversación entre María y Julia, cuando intentaba justificar el barro de sus zapatos, regresó con fuerza a su mente.

María explicó entonces que la enfermera la había sacado al jardín tras los ejercicios, pero la coartada nunca terminó de convencer a Begoña. La silla estaba impecable, demasiado limpia para coincidir con la historia.

Decidida a salir de dudas, Begoña entró sin avisar en la habitación. La reacción de María no se hizo esperar: con un gesto tenso le reprochó que no llamara antes de entrar. Lejos de excusarse, Begoña se mantuvo firme: “Es que me ha parecido ir… pasos”.

La respuesta de María no logró calmar las sospechas. Con evidente nerviosismo, alegó que el ruido se debía a ratones en el desván, proponiendo incluso que avisaran a Manuela para que se encargara. Pero su argumento sonó débil y apresurado, como un recurso para desviar la atención.

En ese instante, Begoña comprendió que no estaba equivocada. Las contradicciones y evasivas de María apuntaban a una verdad cada vez más evidente: puede andar y lo está ocultando deliberadamente. Un descubrimiento que amenaza con sacudir la aparente tranquilidad de la casa.