Después de semanas de incertidumbre, María Fernández por fin ha vuelto a ver a Samuel, aunque su regreso al palacio de los Luján no ha sido como ella esperaba.

El párroco ha irrumpido por sorpresa y, para asombro de todos, ha revelado que sigue ejerciendo como cura, dejando muchas incógnitas sobre lo que ha sucedido durante su ausencia.

El sacerdote abandonó el palacio tras confesar a María su amor y plantearse renunciar a su vocación. Antes de marcharse, se sinceró asegurando que lo que sentía por ella era incontrolable y que estaba dispuesto a ponerlo todo en juego por estar juntos.

Su despedida estuvo marcada por la emoción, pero también por un halo de incertidumbre que ahora parece acrecentarse.

Durante su ausencia, tanto María como Petra vivieron días de preocupación. Con la ayuda de Catalina, descubrieron que Samuel nunca llegó al Obispado para testificar, como había asegurado.

Fue Manuel quien logró dar con su paradero, confirmando que estaba en casa de sus padres, un hecho que dejó a las mujeres perplejas, ya que su familia siempre había rechazado su vocación religiosa.

Resignada, María decidió convencerse de que Samuel la había olvidado, intentando seguir adelante. Sin embargo, la preocupación compartida por el párroco acercó a la doncella y al ama de llaves, quienes se mostraron más unidas que nunca en este complicado momento.

Todo cambió cuando Samuel apareció inesperadamente en la estancia, disculpándose por no haber dado señales de vida y explicando que solo regresó al enterarse de que Manuel lo buscaba. Su llegada, lejos de aclarar las cosas, abre nuevos interrogantes, sobre todo tras confirmarse que sigue siendo sacerdote.

Ahora, el futuro de la relación entre María Fernández y Samuel queda en el aire. ¿Logrará el párroco romper definitivamente con su vocación por amor o se mantendrá firme en su fe? Los próximos capítulos prometen resolver este enredo que ha reavivado la tensión en el palacio.