El amanecer ha traído para Marta un golpe inesperado y devastador.

Al despertar, buscó a Fina por toda la casa, pero la ausencia era evidente: no estaba en la cama ni en ningún rincón. Sobre la mesa, una carta aguardaba con un mensaje imposible de ignorar.

Al leerla, Marta rompió en lágrimas al descubrir que se trataba de una despedida definitiva.

En esas líneas, Fina confesaba que no había sido capaz de marcharse cara a cara, reconociendo que la noche anterior había sido la última que compartirían juntas. El peso de lo ocurrido con Santiago la empujaba a desaparecer, convencida de que quedarse supondría poner en peligro el futuro de Marta.

Con palabras cargadas de amor y culpa, Fina reconocía que la desaparición de Santiago no había traído alivio, sino miedo e incertidumbre. Aunque lo describía como un hombre ruin y sin escrúpulos, temía que las consecuencias de aquel suceso alcanzaran a Marta y arruinaran su vida. Por eso, aseguraba que su marcha era la única salida para protegerla.

La carta no solo mostraba dolor, también un profundo sentimiento de gratitud. Fina destacaba lo feliz que había sido junto a Marta, a quien llamaba su faro, su alma y su esencia. En un último acto de ternura, la animaba a seguir adelante y a luchar por sus sueños, recordándole que el mundo necesita mujeres como ella.

El texto terminaba con una frase que ha quedado grabada en Marta: “Vuela, amor, que nada te detenga”. Un mensaje que, pese a sonar como un adiós definitivo, refleja un amor que ni la distancia ni el miedo pueden borrar.

Ahora, Marta queda sumida en la desesperación. ¿Podrá aceptar esta despedida sin intentar encontrarla? ¿O descubrirá que todo es consecuencia de las intrigas de Pelayo, que habría manipulado la situación para separar a la pareja?

La incógnita sobre el futuro de Marta y Fina, conocidas por los seguidores de la serie como Mafin, queda más abierta que nunca. ¿Es este el final de su historia de amor o aún queda esperanza para que vuelvan a encontrarse?