Los últimos capítulos de ‘Sueños de libertad’ han dejado claro que en la familia nada está asegurado y que las alianzas pueden cambiar en cuestión de segundos.

Tras el golpe de efecto de don Damián, ahora todas las miradas se dirigen hacia quién ocupará la dirección, un puesto que se ha convertido en el verdadero centro de la batalla.

En una conversación cargada de tensión, Gabriel y María analizan el tablero político y familiar. Ella insiste en la posibilidad de advertir a Pedro, pero él lo tiene claro: “Lo que no nos conviene es apostar a caballo perdedor”. Una frase que refleja no solo la desconfianza hacia las capacidades de Pedro, sino también la estrategia fría y calculadora de Gabriel.

María, sin embargo, no cede. Recuerda que don Pedro no está fuera de juego y que su figura aún pesa demasiado como para darlo por descartado. Consciente de lo imprevisible de la familia, advierte que nada debe darse por hecho, especialmente cuando los Merino podrían tener otros planes.

Gabriel, pragmático, apuesta por alinearse con la reina y asegura que ni los Merino ni Joaquín apoyarán a Damián. Su estrategia se resume en una máxima clara: “divide y vencerás”. Pero el contraataque de María desarma momentáneamente su seguridad: “¿Y si no divides…? ¿Y si los Merino colocan a Marta como directora?”.

Este diálogo deja entrever que, tras la caída de Pedro, la batalla por el poder no ha hecho más que comenzar. Damián parece cada vez más solo, mientras que las facciones dentro de la familia se mueven con rapidez para colocar a sus piezas en posiciones clave.

La posibilidad de que Marta acabe al frente de la dirección añade un nuevo matiz al conflicto. Su figura, hasta ahora más secundaria, podría convertirse en el elemento sorpresa que rompa los cálculos de Gabriel y los planes de Damián.