En ‘La Promesa’, la tensión entre Manuel y Enora alcanza un nuevo nivel cuando el joven Luján descubre que su colaboradora se ha llevado a casa algunos de los planos en los que trabajan juntos.

Aunque ella asegura que lo hace para adelantar proyectos y mejorar sus ideas, la actitud de Manuel deja claro que la confianza entre ambos empieza a resquebrajarse.

Enora se defiende con pasión, explicando que no cuenta con estudios universitarios ni con la experiencia que poseen sus compañeros, y que por eso dedica sus noches a repasar bocetos y buscar soluciones. Con lágrimas contenidas, admite que su esfuerzo no es fruto de un talento natural, sino del sacrificio constante que realiza para estar a la altura.

Manuel, sorprendido por la sinceridad de la joven, reconoce su capacidad, pero no puede evitar sentirse incómodo. El ingeniero insiste en que en el hangar no se hacen distinciones entre hombres y mujeres, intentando apaciguar el enfrentamiento, aunque la desconfianza persiste.

Lo que más inquieta a Manuel es el secretismo de Enora. Si bien ella insiste en que sus intenciones son limpias, el heredero teme que llevarse documentos tan importantes fuera del taller suponga un riesgo. Por eso, le deja claro que no permitirá que los planos vuelvan a salir del recinto.

Enora, lejos de rendirse, apela a la comprensión de Manuel: quiere demostrar que su entrega es real y que merece un lugar en un mundo dominado por hombres. Aun así, él mantiene su postura firme y le pide que descanse, evitando así poner en peligro el trabajo de todos.

Con este choque, la relación profesional entre los dos queda en el aire. ¿Se trata de una simple muestra de desconfianza de Manuel o hay motivos para sospechar de Enora? La intriga se mantiene, y lo cierto es que en ‘La Promesa’ cualquier pequeño gesto puede desencadenar consecuencias inesperadas.